La flora bacteriana localizada tanto a nivel cutáneo como a nivel intestinal participa en diferentes procesos inmunitarios e inflamatorios de gran importancia en la salud humana, que impactan directamente algunas funciones de la piel, por lo que su manipulación mediante el uso de probióticos y prebióticos ha despertado gran interés en la industria farmacéutica en los últimos años, sin embargo, aún existe controversia con respecto a la utilidad de estas sustancias.

Recordemos las siguientes definiciones:

  • Probióticos: preparación o producto que contiene microorganismos definidos, viables y en cantidades suficientes para alterar la microflora en uno de los compartimientos del huésped, ejerciendo efectos benéficos sobre este. Al resistir la acidez gástrica, las enzimas intestinales y las sales biliares poseen la capacidad de mantenerse vivos a lo largo de todo el tubo digestivo, los más estudiados son los lactobacilos y las bifidobacterias.
  • Prebióticos: son ingredientes y sustancias que promueven el crecimiento de bacterias en el intestino. Deben cumplir con tres características para poder ser considerados como tal: resistir la acción enzimática, ser fermentado por la microbiota intestinal y estimular el crecimiento de bacterias intestinales.
  • Simbióticos: son productos compuestos de una combinación de prebióticos y probióticos. El componente prebiótico favorece la implantación y supervivencia de los suplementos microbianos.

¿Cuál es el papel de los probióticos y prebióticos en enfermedades cutáneas?

En los últimos años, se ha investigado el papel que pueden tener los probióticos y los prebióticos en el tratamiento de diversas enfermedades cutáneas:

★ Acné

El acné es una enfermedad inflamatoria crónica que compromete la unidad pilosebácea. Dentro de la fisiopatología de esta entidad se han descrito cuatro factores primordiales que han sido reconocidos ampliamente, estos son: la hiperproliferación epidérmica folicular, la producción excesiva de sebo, la actividad inflamatoria in situ y la proliferación de Cutibacterium acnes. La alteración del microbioma intestinal también se ha relacionado con la patogénesis del acné a través del eje intestino-cerebro-piel, que plantea la hipótesis de que los estados emocionales posiblemente alteran la microflora intestinal y provocan una inflamación sistémica agravando afecciones de la piel. Además, se ha demostrado una relación bidireccional entre la microbiota intestinal (MI) y la vía del mTOR, teniendo entonces que la MI regula funciones del mTOR como proliferación celular y metabolismo lipídico, y, por otro lado, la vía mTOR afecta la composición de la MI, en caso de disrupción de esta relación se generan alteraciones en la inflamación.

Es así como en la actualidad los probióticos y prebióticos han llegado a ser considerados como una alternativa terapéutica para el acné. Frabbrocini y Col han demostrado que L. rhamnosus mejora las lesiones cutáneas de esta entidad al normalizar la expresión de genes involucrados en la señalización de insulina. En otros estudios que utilizaron una mezcla de probióticos que incluía L. acidophilus, B. bifidum y L. delbrueckii se concluyó que su consumo fue tan eficaz como el uso de Minociclina. También se ha comprobado una reducción del 30% de las lesiones inflamatorias después del consumo diario de L. bulgaricus y S. thermophilus durante 12 semanas.

En cuanto a probióticos tópicos se ha evaluado el papel terapéutico de E. faecalis SL – 5, con resultados que mostraron que la bacteriocina de E. faecalis fue capaz de reducir la inflamación, disminuyendo las lesiones en piel en un 60% en comparación con el grupo de control después de 8 semanas de uso. Con relación a los prebióticos se ha observado que la aplicación dos veces al día de un producto cosmético que contenía extractos de plantas seleccionadas de ginseng o grosella negra, en piel humana durante un total de 3 semanas fue eficaz para inhibir el crecimiento de Cutibacterium acnes, sin afectación de la microflora benéfica.

★ Psoriasis

La psoriasis es una enfermedad crónica, inmunomediada, inflamatoria, de curso recurrente y recidivante, asociada con múltiples factores tanto genéticos como ambientales. Se ha demostrado su asociación con otras enfermedades inflamatorias como espondilitis anquilosante, artritis reumatoide y enfermedad inflamatoria intestinal. Como se ha descrito anteriormente la microbiota intestinal tiene la capacidad de alterar el equilibrio entre la tolerancia inmunológica y la inflamación al influir en la diferenciación de linfocitos T vírgenes hacia un perfil de linfocitos T ayudadores TH17 o linfocitos T regulares de la respuesta inmune. Varios estudios han demostrado diferencias entre el microbioma cutáneo de personas con psoriasis y personas sanas, evidenciando disminución en la población de Actinobacterias, S. aureus y S. pyogenes.

Al igual que con otras enfermedades inflamatorias cutáneas como la dermatitis atópica y el acné, recientemente se han llevado a cabo estudios que evalúan la utilidad de los probióticos en psoriasis bajo la premisa de que estos modulan la respuesta inflamatoria al modificar el microbioma intestinal. En diferentes reportes de casos y ensayos clínicos realizados con la administración de L. sporogenes (reporte de caso) y B. infantis 35264 (estudio aleatorio doble ciego controlado) han demostrado que estos pueden mejorar la lesiones en la piel de pacientes con psoriasis a partir de la regulación de la inflamación.

★ Dermatitis seborreica

Es una forma de dermatitis crónica recidivante, que afecta del 3 al 5% de la población, con predilección por la población inmunosuprimida. Se cree que se debe a una respuesta inflamatoria a los ácidos grasos libres producidos por el hongo Malassezia furfur, un comensal de la piel. Aunque también se ha planteado que la disminución de la diversidad de la flora bacteriana cutánea se relaciona como predictor de gravedad de esta enfermedad, debido a lo anterior los probióticos se han presentado como una posible opción terapéutica para el tratamiento de esta entidad.

Dentro de los probióticos orales se ha estudiado el uso de Lactobacillus paracasei, que ha demostrado mejoría sintomática conjunto a disminución en el eritema, descamación y seborrea de las lesiones en cuero cabelludo, posiblemente secundario a un cambio en el perfil inmunológico que resulta en el aumento de la producción de IL10 y factor de crecimiento transformante beta. En cuanto a los probióticos tópicos, se ha evaluado la aplicación de Vitreoscilla filiformis, que ha conducido a una disminución del eritema, descamación y prurito de las lesiones cutáneas presentes; así también se ha confirmado que el lisado de este microorganismo acrecentó la producción de IL10 por parte de las células dendríticas aumentando así la actividad reguladora de las células T29, más aún hacen falta estudios que permitan concluir de manera robusta sus beneficios. La fracción de acetato de etilo del té de Kombucha también ha sido examinada encontrándose que dicho compuesto posee actividad antifúngica in vitro dosis dependiente contra especies de Malassezia, por lo que debería explorarse su capacidad para inhibir a este hongo in vivo.

★ Cáncer de piel

El cáncer de piel es de origen multifactorial, en el que los agentes ambientales juegan el papel más importante, el mayor factor de riesgo para cáncer cutáneo es la exposición a la luz solar y los antecedentes de quemaduras solares. La incidencia ha aumentado de manera exponencial en los últimos años, por lo que es indispensable su reconocimiento. Actualmente, se han estudiado terapias alternativas a los estándares que incluyen el uso de probióticos, encontrándose: que la ingesta de ácido lipoteicoico de lactobacillus se ha asociado con menor daño ultravioleta y por ende disminución del riesgo de cáncer de piel. También se ha evidenciado que cepas de S. epidermidis producen una molécula de nucleobase que inhibe selectivamente la proliferación tumoral, reduciendo la incidencia de cánceres secundarios a radiación UV.

También en estudios adelantados en animales, por ejemplo, en un ensayo llevado a cabo en ratones sin pelo, se concluyó que la suplementación con Bifidobacterium breve, evita los cambios inducidos por el sol en cuanto a la elasticidad y apariencia de la piel e impide el aumento de la actividad de elastasa y de los niveles de interleucina 1B33. Por otra parte, Lactobacillus johnsonii condujo a la protección contra la

inmunosupresión inducida por el daño solar al prevenir el aumento de los niveles de IL10 y disminuir las células de Langerhans epidérmicas. En cuanto a prebióticos; la inulina y mucina han demostrado que su ingesta induce el crecimiento de Bifidobacterium spp y Akkermansia muciniphila, que participan en la inhibición del crecimiento del melanoma a través de la activación de respuestas inmunitarias antitumorales. Desde otra perspectiva se ha postulado que un microbioma sano puede impactar la respuesta del cáncer, es así como en estudios adelantados en animales, se determinó el efecto de un cóctel de antibióticos sobre la carga bacteriana de los ratones, encontrándose que roedores libres de gérmenes o libres de patógenos específicos quienes habían recibido la intervención, en comparación con ratones de control con microbiomas sanos sin intervención, produjeron cantidades significativamente menores de TNFa e IL-2B, concluyendo que la microbiota comensal prepara a las células mieoloides innatas asociadas al tumor para una mejor respuesta ante el cáncer. Por lo tanto, se podría concluir que el uso de probióticos puede ser benéfico tanto para reducir
el riesgo de neoplasias cutáneas o incluso durante el tratamiento mismo del cáncer de piel.

Conclusión

Las alteraciones en el microbioma cutáneo han cobrado cada vez más importancia en el campo de la dermatología dado su impacto en la salud de la piel. Al reconocer el rol de las disrupciones del microbioma cutáneo e intestinal en múltiples enfermedades inflamatorias, su manipulación se convierte en una interesante diana terapéutica. Si bien se ha demostrado que los probióticos y prebióticos administrados de forma tópica y oral modifican positivamente las lesiones y el perfil inmunológico de algunas
patologías cutáneas, aún se requieren ensayos clínicos más robustos que permitan definir su verdadera utilidad, modo de uso, perfil de efectos secundarios y duración de la terapia.