Ser profesional en medicina acarrea muchos retos, entre ellos, el mantener relaciones interpersonales saludables, mientras los turnos de trabajo son extenuantes. Por eso, es importante entender que las relaciones no sobreviven solas, pero tampoco deben vivirse como una carga extra. Aquí te contamos cómo puedes cultivar vínculos significativos en tu vida, sin que esto implique renunciar a tu vocación.
1. Acepta tu realidad y comunícala con honestidad
Parte de tener relaciones más sanas, viene de alinear las expectativas que otra persona puede tener de ti. No se trata de justificarte, sino de explicar cuál es tu realidad. Tus seres queridos no viven en el sistema de salud, no entienden cómo funciona una guardia, una post-guardia o una crisis de código rojo, por eso, es importante que hables claro y sin culpa, para que puedan entender cómo son tus jornadas y cómo puedes estar sintiéndote, por ejemplo:
- “Estoy feliz de verte, pero hoy estoy muy cansado. ¿Podemos hablar mañana?”.
- “Esta semana estaré ausente, pero no es personal. Es laboral”.
Estos ejemplos muestran cómo puedes explicar lo que estás viviendo en este momento, con claridad y sin culpa. Escucha también lo que el otro necesita.
2. Agenda momentos de tiempo de calidad como si fueran una consulta
Para mantener relaciones sanas, siendo profesional de la medicina, agenda las citas con tus seres queridos, y respeta esos horarios, así como no llegas tarde a una cirugía, no llegues tarde a estas citas, dales la misma importancia que le das a los encuentros que agendas en tu trabajo.
Puedes agendar y brindar tiempo de calidad así:
- Una llamada de 15 minutos que puede ser oro puro.
- Un café después de turno que significa “estoy presente”.
- Una videollamada nocturna puede calmar a quien te espera.
Tip: usa alarmas o recordatorios si estás empezando. Parece frío, pero es funcional.
3. No permitas que tu trabajo en el hospital te drene siempre y llegues vacío a casa
Tu trabajo como médico es muy importante, y está bien que trates de ser muy bueno en lo que haces, pero ten cuidado con cómo lo estás haciendo, o qué estás sacrificando para lograrlo. Tú no eres solo médico, también eres hijo, pareja, amigo, persona. Si no cuidas tu energía para entregarla, además de a tu trabajo, a tus seres queridos, se te agotarán los recursos emocionales para continuar con la motivación de lograr lo que te propones en la vida. Algunas maneras de proteger tu mente y tu energía son:
- No revises casos clínicos justo antes de dormir si vives con alguien.
- Aprende a cerrar el “modo médico” al salir del turno, inténtalo con ejercicios como meditación express, música, paseo corto, entre otros.
- Comparte lo que te pasa con tus allegados.
4. Cultiva relaciones que entiendan tu ritmo
Cada persona, de acuerdo con el ritmo de vida que lleva, desarrolla compatibilidad con las personas que pueden entenderlo. Si identificas a alguien que lo comprende, fortalece la conexión, no todas las personas entenderán tu estilo de vida, y eso está bien.
Tú puedes:
- Elegir gente que no te reproche lo que no puedes dar, sino que valore lo que sí entregas.
- Apostarle a relaciones con más madurez y empatía que expectativas irreales.
- Rodearte de otras personas del sector salud (o no) que también cultiven su independencia.
El objetivo es que tu círculo de apoyo te recargue energía, no que te la drene.
5. Más calidad que cantidad, siempre
Como profesional en medicina, sabes que el tiempo con el que cuentas es limitado, por eso, es importante que el tiempo que puedes brindar a las personas que quieres, estés absolutamente presente. Para lograrlo, puedes apagar el celular, tener conversaciones conscientes, dar un abrazo real o un mensaje sentido, entre otras formas que se te puedan ocurrir.El mundo te reconoce como quien cuida, salva, atiende, pero tú también necesitas cuidado.
Las relaciones saludables empiezan por autoescucha, autocuidado y autocompasión. No puedes dar amor desde el vacío, pero tampoco necesitas estar al 100% para ser suficiente para quienes te quieren bien.