¿Te has preguntado alguna vez cuáles son las claves para ser un mejor médico? ¿Sabías que además de los conocimientos se requieren otros aspectos para brindar una buena atención médica? Pues bien, entre las cosas que debemos de desarrollar, para convertirnos en esos grandes profesionales de la salud que deseamos ser, está la inteligencia emocional, uno de los factores fundamentales para hacer de nosotros el médico que el mundo necesita.
Tener una buena inteligencia emocional, nos ayuda a considerar otros aspectos que intervienen directamente en la calidad de la atención que le brindamos a nuestros pacientes. De hecho, este es uno de los secretos para brindar una buena atención médica, entendiendo, de esta manera, que la felicidad y la confianza de nuestros pacientes se traduce en una mayor satisfacción laboral al ver que estamos haciendo bien nuestro trabajo.
Pero, ¿cuáles son los beneficios de desarrollar nuestra inteligencia emocional?
Aunque la inteligencia emocional trae consigo grandes beneficios en cada aspecto de nuestra vida, uno de los ámbitos en los que podremos observar cambios es en nuestros turnos y consultas.
- Mejoraremos nuestra relación con nuestros pacientes y equipo de trabajo
- Fortaleceremos nuestras habilidades comunicativas.
- Podremos regular nuestros pensamientos y sentimientos.
Mejoraremos nuestra relación con nuestros pacientes y equipo de trabajo: En el momento en el que descubramos el gran potencial de nuestras emociones, seremos capaces de empatizar de una manera más sana con nuestros pacientes y las personas que conforman nuestro equipo de trabajo. De esta manera, mejoraremos nuestras relaciones interpersonales y, en el caso de nuestros pacientes, podremos fortalecer su confianza y su satisfacción.
Fortaleceremos nuestras habilidades comunicativas: Al sentirnos seguros emocionalmente, nos será más fácil comunicar de manera asertiva cada uno de nuestros pensamientos y opiniones. Esto nos será especialmente útil para aumentar la adherencia terapéutica de nuestros pacientes, ya que seremos capaces de explicar de manera clara los tratamientos recomendados y, a su vez, podremos generar más seguridad en nuestros pacientes.
Podremos regular nuestros pensamientos y sentimientos: Sabemos que en medio de nuestros turnos y consultas, nos podemos encontrar con situaciones altamente estresantes. Sin embargo, tener una buena inteligencia emocional nos ayuda a comprender los momentos difíciles y a regular los pensamientos o sentimientos que estas situaciones pueden generarnos, entendiendo que cada oportunidad trae consigo un aprendizaje que nos permite mejorar día a día.
Aunque existen muchos factores que determinan nuestra inteligencia emocional, es un tema que se puede desarrollar en cualquier momento de nuestra vida profesional y es que ser el mejor médico para nuestros pacientes es la motivación que nos impulsa a trabajar cada uno de esos aspectos.
Ahora que ya conoces un poco más sobre los beneficios que tiene la inteligencia emocional en nuestra profesión, cuéntanos en los comentarios qué otros factores consideras elementales para brindar una excelente atención médica y convertirse en el médico que el mundo necesita.