En la medicina, el estrés es un compañero constante: jornadas largas, decisiones críticas y la responsabilidad de la vida de otros en tus manos. Con el tiempo, esta presión se acumula, impactando tanto tu bienestar personal como tu rendimiento profesional. Aunque estar sometido al estrés puede ser algo que en este punto te resulte familiar, necesitas aprender estrategias que te ayuden a disminuir su efecto en tu bienestar. Por eso, te contaremos algunos tips que pueden ayudarte:

  1. La regla de las 3 R’s, Revisión, Reflexión, Reconstrucción: Al final del día, dedica unos minutos a revisar situaciones estresantes. Reflexiona sobre ellas y reconstruye la narrativa: ¿qué hiciste bien, en qué puedes mejorar y cómo podrías enfrentar el mismo tipo de situación en el futuro? Esto ayuda a generar resiliencia y a reducir la carga de la autocrítica.
  2. Micro-meditaciones en entornos clínico: Aprovecha pequeños lapsos de tiempo en el día para micro-meditaciones. Cinco respiraciones profundas entre pacientes o un minuto de “atención plena” mientras lavas las manos pueden reducir tu estrés acumulado. Así, con micro descansos mentales integrados en tu rutina, puedes gestionar el estrés sin pausas largas.
  3. Haz pausas de contraste: Al menos una vez en el día, realiza una actividad breve que sea totalmente diferente a tus tareas: si tu día es mayormente sedentario, camina un par de minutos; si estás en un ambiente de mucho movimiento, siéntate y relájate unos momentos. Las pausas de contraste ayudan a restablecer el equilibrio físico y mental.
  4. Establece un “refugio mental”: Imagina un lugar mental en el que puedas refugiarte brevemente: puede ser un recuerdo positivo o un lugar tranquilo. En momentos de estrés extremo, cierras los ojos unos segundos y te visualizas allí. La visualización puede ayudarte a reducir la respuesta de estrés en tu sistema nervioso.
  5. Controla los «microjuicios»: Observa cuántas veces emites juicios o críticas sobre lo que haces o cómo otros actúan, y trabaja en reducirlos. Menos juicio implica menos fricción interna, lo cual reduce el estrés. Intenta adoptar una postura de observación neutral: solo describe lo que ocurre sin etiquetarlo.
  6. Integrar movimientos de estiramiento funcional: Al realizar movimientos específicos de estiramiento mientras estás de pie o entre pacientes, mejoras el flujo de energía y alivias la tensión muscular. Estirar los hombros, el cuello y la espalda puede aliviar rápidamente el estrés acumulado y evitar dolores por tensión.

El estrés es inevitable, pero puedes transformar la manera en la que lo transitas, lo que puede beneficiarte no solo a nivel mental, sino también a nivel profesional. Si mientras leías este texto pensaste en un colega que necesita estrategias de cómo manejar el estrés, no dudes en compartirle este artículo.