Desde la formación médica, se inculca la idea de que ser un buen profesional implica entrega total, con frases como «el dolor es temporal, el orgullo es para siempre», entre muchas otras. La resistencia al agotamiento se ve como una virtud, mientras que admitir cansancio puede interpretarse como debilidad o falta de compromiso. Muchos médicos sienten que pedir descanso es sinónimo de fallar, lo que refuerza la idea de que deben aguantar a toda costa.
Además, el entorno laboral impone una exigencia constante. El sistema de salud demanda rapidez, eficiencia y disponibilidad las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esto deja poco margen para la recuperación física y mental, haciendo que el agotamiento se convierta en una parte más del trabajo.
Las consecuencias de ignorar el agotamiento
Si bien los médicos están entrenados para soportar grandes niveles de estrés, eso no significa que sean inmunes a las consecuencias del cansancio extremo. La fatiga crónica afecta la capacidad de toma de decisiones, aumenta el riesgo de errores médicos y contribuye al desarrollo de problemas de salud mental como el burnout, la ansiedad y la depresión.
Ignorar el agotamiento no solo afecta a los médicos, sino también a sus pacientes. Un profesional que no ha descansado lo suficiente puede cometer errores que pongan en riesgo la seguridad de quienes atiende. Estas son algunas de las consecuencias:
- Disminución de la capacidad cognitiva: la falta de descanso afecta la concentración, el juicio y la toma de decisiones. Esto puede aumentar el riesgo de errores médicos, poniendo en peligro la seguridad de los pacientes.
- Afectaciones emocionales y psicológicas: la carga de trabajo excesiva y la presión constante pueden derivar en ansiedad, depresión y burnout. Muchos médicos terminan sintiéndose emocionalmente desconectados de sus pacientes e incluso de su propia vocación.
- Deterioro de la salud física: problemas cardiovasculares, hipertensión, desregulación hormonal y trastornos del sueño son algunas de las consecuencias que el agotamiento extremo deja en el cuerpo.
- Impacto en la calidad de vida: la vida personal se ve afectada. Los médicos sacrifican tiempo con sus familias, hobbies y descanso, lo que lleva a una sensación de aislamiento y desgaste emocional.
¿Cómo cambiar esta realidad?
Utiliza la regla 80/20 en tu energía
- No des el 100% todo el tiempo, porque te agotarás rápido.
- Identifica qué 20% de tus esfuerzos te da el 80% de los resultados y enfócate en eso. Aprende a soltar lo que no es esencial.
Crea rutinas de recuperación rápida
- Micro descansos cada 2-3 horas: 5 minutos de respiración profunda, cerrar los ojos o una caminata breve pueden recargar tu energía.
- Hidratación y snacks saludables para evitar bajones de energía en largas jornadas.
Ten una red de apoyo dentro y fuera del hospital
- Busca colegas con los que puedas hablar honestamente del agotamiento. No estás solo.
- Rodéate de amigos y familia que te ayuden a desconectarte del trabajo.
Renueva tu motivación con pequeños recordatorios
- Es fácil perder de vista por qué empezaste esta carrera cuando estás agotado.
- Ten a la vista una foto, una nota o un mensaje que te recuerde tu propósito. Puede ser un agradecimiento de un paciente o un recordatorio de por qué elegiste ser médico.
Aprende técnicas de manejo del estrés
- Técnicas como journaling, mindfulness o simplemente desconectarte de redes cuando salgas del trabajo, pueden marcar la diferencia en tu recuperación mental y física luego de cada jornada.
El cansancio no debería ser la norma
No se trata de renunciar a la vocación ni de evitar el esfuerzo, sino de entender que la salud tuya, como profesional en medicina, también importa. Para cuidar a otros, es importante que aprendas a cómo cuidarte a ti mismo. Con estas estrategias puedes aprender a manejar el estrés y a estar en las mejores condiciones para enfrentar los retos cotidianos en tu trabajo. Envíale este artículo al colega, que sabes, esta información puede servirle mucho.