Ser médico en contextos de alta presión implica tomar decisiones críticas en segundos, lidiar con el sufrimiento ajeno y mantener la calma en medio del caos. Es una profesión profundamente vocacional, pero también emocionalmente demandante. Si no se regula a tiempo, el estrés puede transformarse en agotamiento, irritabilidad o incluso enfermedades físicas. Aprender a gestionarlo te permitirá sostener el alto rendimiento. A continuación, te compartimos algunas herramientas que te ayudarán a hacerlo:
1. Respiración consciente: la primera ancla
Una técnica simple y poderosa es la respiración diafragmática. Inhala lento por la nariz durante 4 segundos, mantén por 4, exhala por la boca en 6. Este patrón activa el sistema nervioso parasimpático, reduce el ritmo cardíaco y te centra rápidamente, es ideal para aplicar en pausas breves entre pacientes o después de una situación tensa.
2. Conecta con el latido de tu corazón
Si estás en medio de un momento tenso en tu jornada, tómate 30 segundos para sentir los latidos de tu corazón. Pon dos dedos en tu cuello, por donde pasa la arteria aorta, y enfócate en la sensación, este simple ejercicio te traerá de nuevo a tu centro, al momento presente.
3. Atención consciente en medio del caos
No es necesario que para recuperar la calma y gestionar los pensamientos intrusivos, debas hacer actividades que te demanden mucho tiempo o silencio absoluto. Prácticas simples como la atención consciente justo donde estás, te ayudan a regresar al presente. Por ejemplo, puedes enfocarte en la sensación de tu dedo sobre el lapicero o sobre el teclado. También puedes tratar de concentrarte en los sonidos que estás escuchando en ese preciso momento o preguntarte cuál es el olor predominante en el lugar donde estás. Así apagas el ruido de tu mente y recuperas el enfoque en lo que debes resolver.
3. Reencuadre cognitivo frente a la presión
El estrés se multiplica cuando los pensamientos negativos se disparan: “no puedo fallar”, “todo depende de mí”. El reencuadre consiste en cambiar la interpretación de una situación. En lugar de pensar “no tengo tiempo”, puedes decirte “me enfoco en lo esencial ahora”. La forma en que piensas influye en cómo reaccionas.
4. Descarga emocional segura
Acumular emociones sin procesarlas es una bomba de tiempo. Buscar espacios seguros donde puedas hablar, llorar o simplemente desahogarte con alguien de confianza, sea con un colega, mentor o terapeuta, te ayudarán a reducir significativamente los síntomas del agotamiento emocional. Así evitas que el estrés se transforme en ansiedad, lo que puede llevarte a un estado peor del que puede ser más difícil recuperarse después.
Tal vez no puedes controlar o evitar las situaciones a las que te enfrentas, pero sí cómo reaccionas a ellas. Si pensaste en alguien mientras leías este artículo, ¡envíaselo! Esta información puede ser lo que está necesitando para cambiar sus reacciones y lograr mantener un alto rendimiento.