¿Recuerdas su definición?

El síndrome del intestino irritable (SII) se define como dolor abdominal recurrente, al menos un día por semana en los últimos tres meses, con dos o más de los siguientes síntomas: relacionado con la defecación, asociado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones, asociado con un cambio en la forma (apariencia) de las heces. 

Principales manifestaciones clínicas del SII: se caracteriza por dolor abdominal crónico y hábitos intestinales alterados. El dolor abdominal suele describirse como una sensación de calambres de intensidad variable y exacerbaciones periódicas. El dolor frecuentemente está relacionado con la defecación. También se presenta diarrea, estreñimiento y alternancia entre estas. 

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

Se debe sospechar en pacientes con dolor abdominal repetitivo y comportamientos intestinales que no son los habituales. El diagnóstico clínico requiere el cumplimiento de criterios basados ​​en síntomas y una evaluación limitada para excluir una enfermedad orgánica subyacente. 

¿Qué se debe considerar en la evaluación inicial? 

  • En todos los pacientes con sospecha de este síndrome, se recomienda realizar un hemograma completo y una prueba de detección de cáncer colorrectal apropiada para su edad.
  • En pacientes con diarrea se recomienda lo siguiente:

-Calprotectina fecal o lactoferrina fecal.

-Prueba de heces para detectar giardia.

-Pruebas serológicas para la enfermedad celíaca.

-Niveles de proteína C reactiva solo si no se pueden realizar calprotectina fecal y lactoferrina fecal.

¿Cuáles son los signos de alarma en el SII?

• Edad de inicio después de los 50 años.

• Sangrado rectal o melena.

• Diarrea nocturna.

• Dolor abdominal progresivo.

• Pérdida de peso inexplicable.

• Anomalías de laboratorio (p. ej., anemia por deficiencia de hierro, proteína C reactiva elevada o calprotectina/lactoferrina fecal).

• Antecedentes familiares de enfermedad inflamatoria intestinal o cáncer colorrectal.

¿Cómo se debe realizar el manejo inicial?

  • En pacientes con síntomas leves e intermitentes, se sugiere no utilizar terapia farmacológica para el manejo inicial. Se recomienda comenzar con la modificación del estilo de vida y la dieta (p. ej., exclusión de alimentos que producen gases; una dieta baja en oligo, di, monosacáridos y polioles fermentables [FODMAP]; y en casos seleccionados, evitar la lactosa y el gluten) y un ensayo de psyllium en pacientes con SII con estreñimiento predominante. 
  • En pacientes con síntomas leves a moderados que no responden a la modificación del estilo de vida y la dieta, y en pacientes con síntomas moderados a graves, que afectan la calidad de vida, se sugiere la terapia farmacológica como tratamiento complementario. Dado que el SII se presenta como un complejo de síntomas, el tratamiento farmacológico debe basarse en el síntoma predominante con cambios incrementales en la terapia a intervalos de dos a cuatro semanas. 
  • Pacientes con estreñimiento: en pacientes que fracasan en una prueba de psyllium, es recomendable el polietilenglicol (Grado 1B). Se sugiere una prueba de lubiprostona o linaclotida en pacientes con síntomas de estreñimiento refractarios a los laxantes osmóticos (Grado 2B).
  • Pacientes con dolor abdominal: se recomienda utilizar antiespasmódicos según sea necesario y/o en anticipación de factores estresantes con efectos exacerbantes conocidos. Reservamos el uso de antidepresivos a pacientes con dolor abdominal persistente a pesar de los antiespasmódicos y aquellos con depresión coexistente.
  • Pacientes con diarrea: se recomienda antidiarreicos como tratamiento inicial y secuestradores de ácidos biliares como terapia de segunda línea. Dado el modesto beneficio y el seguimiento a corto plazo demostrado en los ensayos de rifaximina. Se sugiere no utilizar antibióticos de forma rutinaria en pacientes con SII (Grado 2B). Se recomienda realizar una prueba de dos semanas con rifaximina para pacientes con SII de moderado a grave sin estreñimiento, particularmente aquellos con hinchazón, que no han respondido a otras terapias, incluida una dieta baja en FODMAP, secuestradores de ácidos biliares, antiespasmódicos y antidepresivos tricíclicos. 
  • Síntomas refractarios: los pacientes con síntomas refractarios deben ser reevaluados cuidadosamente, prestando atención específica al tipo de síntomas actuales, el grado en que los síntomas han cambiado, el cumplimiento de los medicamentos y la presencia de cualquier característica de alarma. 

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Bibliografía

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