Una de las preguntas que más nos hacen a los médicos desde que comenzamos nuestro pregrado es: “¿en qué te quieres especializar?”. Desde ese momento, y durante toda nuestra carrera, emprendemos la búsqueda para hallar una respuesta a esa pregunta, pasamos por todas las rotaciones con la intención de encontrar en alguna de ellas una que cumpla al 100% nuestras expectativas, pero algunas personas nunca encontramos una que nos satisfaga en su totalidad.

Muchos médicos aprovechan el internado para escoger, dentro del abanico de posibilidades, aquellas especialidades que han llamado su atención por alguna u otra razón. Esta opción, en muchos casos, concluye la búsqueda pues finalmente encuentran la especialidad que les gusta. Sin embargo, en otros casos no sucede así por lo que algunas personas continuamos tratando de encontrar una respuesta.

Entonces, durante nuestro ejercicio médico, la búsqueda y la incertidumbre continúan, hasta el punto en el que aspectos tan sencillos como la mala actitud de algún profesional, en uno de los posgrados que nos gustaban, nos sirve de pretexto para tomar una decisión y escoger la especialidad a la que dedicaremos el resto de nuestras vidas.

Por esta razón, si aún no hemos escogido la especialidad a la que nos queremos presentar, si no sabemos si queremos especializarnos o si simplemente estamos entre dos o más opciones y no sabemos cuál elegir, los siguientes 5 pasos nos ayudarán a tomar esta importante decisión:

·         Realiza una primera preselección.

·         Escoge el grupo poblacional con el que sientas mayor afinidad.

·         Analiza el estilo de vida.

·         Depura la lista de opciones.

·         Deja que tu corazón escoja.

1. Realiza una primera preselección: Lo primero que debemos de tener en cuenta para tomar una decisión es que las especialidades médicas se pueden subdividir en tres grupos grandes: clínicas, quirúrgicas y de apoyo.

·         Clínicas: En estas especialidades realizaremos manejo médico de la mayoría de las condiciones clínicas de los pacientes, enfrentándonos a desafíos importantes y retos diagnósticos. En algunos casos podemos realizar procedimientos menores, pero no realizaremos intervenciones quirúrgicas. Dentro de este grupo tenemos especialidades como Medicina Interna, Pediatría, Neurología Clínica, Psiquiatría, entre otras.

·         Quirúrgicas: Si decidimos especializarnos en este grupo, podremos realizar procedimientos quirúrgicos para el tratamiento de muchos de nuestros pacientes. Igualmente, realizaremos manejo médico en algunos casos. Los retos para estas especialidades son más en el ámbito de procedimientos o cirugías complejas. Aquí encontramos especialidades como Cirugía General, Neurocirugía, Ginecología y Obstetricia, Cirugía Plástica, Otorrinolaringología, entre otras.

·         Especialidades de apoyo: En este grupo encontraremos aquellas especialidades que, por definición, en la mayor parte de los casos son transitorias en el proceso de atención de un paciente, ya que aportan en el diagnóstico y tratamiento, pero los médicos que deciden ejercer esta especialidad no llegan a ser casi en ningún momento tratantes de los pacientes. En este grupo de especialidades se encuentran Radiología e Imágenes Diagnósticas, Patología, Anestesiología, Urgencias, entre otras.

Teniendo en cuenta esta información, podemos empezar a escoger si preferimos los retos clínicos o los desafíos quirúrgicos, o si, por el contrario, nos gustaría evitar tener que hacer seguimiento a los pacientes, pero participar dentro de su proceso de diagnóstico y tratamiento.

2. Escoge el grupo poblacional con el que sientas mayor afinidad: La población general es inmensa y, dentro de esa inmensidad, existe una gran variedad de grupos poblacionales. Aquí tal vez el primer paso es definir si nos gustaría atender niños, adolescentes, adultos o adultos mayores.

Si nuestra pasión son los niños, podemos decir que la decisión está casi lista. Sin embargo, recuerda que el arte de la pediatría, más allá del diagnóstico y tratamiento del niño, está en el adecuado manejo de la información y la comunicación con los padres. Sí definitivamente los niños no son lo nuestro, se abre otro abanico de posibilidades en el mundo de los adolescentes y los adultos.

Lo mejor en este caso es definir si tenemos pasión por la gestación, la salud de la mujer y sus condiciones, o si este aspecto no es importante para nosotros. Luego de definir este paso, si aún no encontramos lo que nos gusta, podemos definirnos por adolescentes, adultos o ancianos. La lista se va cerrando poco a poco y si definitivamente no queremos tener que tratar con pacientes, ya sabemos que la Radiología y la Patología serán buenas opciones para nosotros.

3. Analiza el estilo de vida: En este punto debemos aclarar que el estilo de vida difiere mucho de lo que llaman “calidad de vida”. La calidad de vida es subjetiva, depende de cada persona y no depende de los ingresos económicos, horarios de trabajo, tipos de contratación o instituciones en las cuales se labore.

Por otro lado, el estilo de vida está más ligado a un estatus que, sin ser una camisa de fuerza, está determinado por un factor común predominante entre los especialistas de una misma especialidad. Es decir, si nos gusta hacer turnos de doce horas, trabajar días, noches y fines de semana o si, por el contrario, queremos trabajar menos de ocho horas diarias al día, hacer consulta privada y descansar los fines de semana.

4. Depura la lista de opciones: Una vez analizadas todas las alternativas y variables, empezaremos a descartar aquellas opciones que definitivamente no nos llaman la atención, mirando cada uno de los parámetros descritos en los tres puntos anteriores podremos hacer una lista de máximo dos opciones.

Si para este momento ya tenemos escogida nuestra opción ¡felicitaciones! Es momento de empezar el proceso de preparación enfocándonos en lograr este objetivo. Debemos encontrar una universidad que ofrezca este programa, analizar el programa académico y escoger la que más nos guste para orientar todos nuestros esfuerzos hacia este propósito. Si, por el contrario, quedamos entre dos opciones y aún no logramos decidirnos, el siguiente punto nos dará la respuesta definitiva.

5. Deja que tu corazón escoja: Aunque suene un poco cursi, es el momento de meterle un poco de pasión a la decisión. Para poder llevar a cabo esto, debemos realizar el siguiente procedimiento: buscaremos una moneda de cualquier denominación y definiremos cuál lado es cara y cuál sello. Ahora vamos a decidir cuál especialidad escogeremos si cae cara y cuál si cae sello.

Una vez que establezcamos esto, vamos a lanzar la moneda al aire, ¡pero no miraremos para cuál lado cayó! Una vez lancemos la moneda, nuestra mente deseará automáticamente que la moneda caiga de un lado más que del otro y ¡voilá!, hemos encontrado nuestra mejor opción, esa que no solo escogimos de una forma consciente, sino que también está respaldada por nuestra mente inconsciente y nuestros deseos más profundos.

Ahora que ya tenemos todas las herramientas para elegir la especialidad de nuestros sueños, llegó la hora de estructurar nuestro objetivo para desarrollarlo paso a paso. Es momento de empezar a estudiar y prepararnos para lograr este sueño, enfocar todas nuestras energías en una meta claramente determinada, organizar nuestro cronograma de estudio, responder preguntas y programar nuestra mente para alcanzar resultados sorprendentes.

Es importante que busquemos apoyo en cursos que nos ofrezcan una preparación integral y abarquen todos estos aspectos. Recuerda que todo es posible en la medida en la que nuestra mente cree que es posible. De esta forma, podremos hacer del día que presentemos el examen de admisión, el mejor día de nuestras vidas.

Te deseamos muchos éxitos en el proceso y ya sabes que en Futuros Residentes cuentas con muchas herramientas para hacer de este proceso un camino agradable, llevadero y disfrutable, para luego celebrar por haber alcanzado el tan anhelado sueño de convertirte en especialista.