El síndrome de intestino irritable (SII) es un trastorno funcional gastrointestinal crónico que afecta entre el 10% y el 20% de la población mundial. Se caracteriza por dolor abdominal recurrente, alteraciones en el hábito intestinal y síntomas como distensión abdominal y flatulencias. El SII puede clasificarse en tres subtipos: predominante de diarrea (SII-D), predominante de estreñimiento (SII-C) y mixto (SII- M). Dada la compleja fisiopatología de este síndrome, los probióticos se han propuesto como un tratamiento no farmacológico alternativo con beneficios potenciales sobre la microbiota intestinal y los síntomas asociados.
Epidemiología
El SII tiene mayor prevalencia en mujeres y en adultos jóvenes. En América Latina, la prevalencia varía entre el 4.4% y el 35%, dependiendo del país y los criterios diagnósticos empleados. Su impacto sobre la calidad de vida y la productividad es significativo, generando una alta demanda de tratamientos eficaces y seguros.
Clínica
Los síntomas principales incluyen:
●Dolor abdominal recurrente o crónico.
●Cambios en el hábito intestinal (diarrea, estreñimiento o ambos). ●Distensión y flatulencias.
●Sensación de evacuación incompleta.
Mecanismo de acción de los Probióticos
Los probióticos, definidos como microorganismos vivos que confieren beneficios al huésped cuando se administran en cantidades adecuadas, pueden actuar mediante los siguientes mecanismos:
- Modulación de la microbiota intestinal: restaurando la composición microbiana alterada.
- Reducción de la inflamación: disminuyendo citocinas proinflamatorias.
- Mejora de la barrera intestinal: fortaleciendo la función de la mucosa.
- Eje intestino-cerebro: impactando en neurotransmisores relacionados con la sensibilidad visceral.
Tratamiento
Los estudios han demostrado que diversas cepas de probióticos tienen efectos positivos en el manejo del SII:
La eficacia varía según la cepa, la dosis y la duración del tratamiento, con mejoras observadas generalmente después de 4 a 12 semanas.
Promoción y Prevención
● Duración del tratamiento: la administración debe limitarse inicialmente a 4-12 semanas, con evaluación periódica de la respuesta clínica.
● Selección de cepas específicas: identificar aquellas más efectivas para los síntomas específicos del paciente.
● Monitoreo dietético: la dieta puede influir en la efectividad de los probióticos y debe ser considerada en la intervención.
Conclusiones
Los probióticos representan una opción terapéutica prometedora para el SII, especialmente en la reducción de síntomas como el dolor abdominal y la distensión. No obstante, la heterogeneidad en los estudios existentes limita las recomendaciones generalizadas. Es necesario realizar ensayos clínicos más homogéneos y a largo plazo para validar su eficacia y establecer protocolos de tratamiento basados en evidencia.
Referencias
● Cámara-Gómez, M., et al. (2023). Efecto de los probióticos en el síndrome de intestino irritable en adultos de 18 a 70 años. Rev Med UAS, 13(3): 343-355.
● Valdovinos-Díaz, M.A. (2021). Probióticos en síndrome de intestino irritable: ¿Están listos para la práctica clínica? Acta Gastroenterol Latinoam, 51(3):271-278.