Ser médico general no es solo una profesión, es una vocación que exige esfuerzo, estudio y dedicación. Sin embargo, a pesar de los años de formación y la experiencia adquirida, muchos médicos atraviesan momentos en los que sienten que no son lo suficientemente buenos, que no merecen sus logros o que en cualquier momento serán descubiertos como un «fraude». Este sentimiento tiene un nombre: el síndrome del impostor.
Si alguna vez te has sentido así, no estás solo. Es una sensación que afecta a profesionales en distintos ámbitos, pero en la medicina puede ser especialmente intensa debido a la presión y la responsabilidad del trabajo. La buena noticia es que puedes superarlo. Aquí te damos algunas estrategias para enfrentarlo.
- Reconoce el síndrome del impostor por lo que es
El primer paso para combatirlo es entender que no eres el único que lo experimenta, que no es una señal de incompetencia, sino un patrón de pensamiento que te hace subestimar tus capacidades e idealizar lo que otras personas hacen como profesionales. - Deja de compararte con los demás
Es común mirar a otros médicos y pensar que saben más, que son más hábiles o que tienen más confianza. Pero lo que no ves es que ellos también pueden dudar de sí mismos. Cada médico tiene su propio camino de aprendizaje, y el hecho de que todavía tengas cosas por mejorar no significa que no seas capaz. - Cambia tu diálogo interno
Pregúntate: ¿Cómo le hablarías a un amigo que se siente así? Seguramente lo animarías y le recordarías todo lo que ha logrado. Haz lo mismo contigo. Cuando surjan pensamientos como
-“no soy lo suficientemente bueno”, cámbialos por:
-“Estoy en constante aprendizaje”.
-“He superado desafíos antes, puedo superar este también”.
-“No tengo que saberlo todo de inmediato; cada día mejoro un poco más”. - Lleva un registro de tus logros
Haz una lista de los retos que has superado en tu formación y práctica médica. Recordar casos difíciles que manejaste bien, diagnósticos acertados y pacientes agradecidos te ayudará a ver tu progreso y reforzar tu confianza. - Acepta que equivocarse no te hace menos médico
La medicina es una ciencia en constante evolución, y nadie lo sabe todo. Cometer errores no significa que seas incompetente, sino que eres humano y que siempre puedes mejorar. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante. - Habla con colegas y busca apoyo
Hablar con otros médicos sobre lo que sientes puede ser revelador. Te sorprenderá descubrir que muchos han pasado por lo mismo y que compartir experiencias puede ayudarte a sentirte menos solo. También, si sientes que la ansiedad o la autoexigencia están afectando tu bienestar, buscar apoyo profesional en salud mental, esto puede ser una gran ayuda. - Aprende a aceptar los elogios
Si un paciente o un colega te felicita por tu trabajo, acéptalo sin dudar. En lugar de minimizarlo con un “tuve suerte” o “cualquiera lo habría hecho”, reconoce tu esfuerzo y di simplemente: “Gracias”. - Enfócate en la evolución, no en la perfección
Ser médico es un camino de aprendizaje constante. No necesitas saberlo todo ni ser el mejor en todo. Lo importante es seguir mejorando, aprender cada día y confiar en que ya tienes lo necesario para ayudar a tus pacientes.
El síndrome del impostor puede hacerte dudar de ti mismo, pero no define tu realidad. Lo que sí es real es tu esfuerzo, tu vocación y el impacto positivo que tienes en la vida de tus pacientes. Cada médico ha pasado por momentos de incertidumbre, pero lo que realmente importa es que sigas adelante, confiando en tu capacidad y en el proceso de crecimiento que has elegido. No eres un impostor, eres un médico en constante evolución.