Elegir la especialidad que realmente te apasiona puede ser un proceso abrumador. La vasta cantidad de información disponible sobre las diferentes opciones puede ser desconcertante, por lo cual es posible que aún no hayas encontrado esa especialidad que resuene contigo. Hoy queremos presentarte un método que puede facilitar este proceso de decisión. Además, al final del artículo, te compartiremos los 5 pasos infalibles para que puedas escoger la especialidad de tus sueños.

¡Empecemos conociendo el método!

Encontrar lo que nos mueve es una de las más grandes fortunas, muchos de nosotros nos dimos cuenta desde pequeños que la medicina era algo que nos apasionaba, y hoy que la ejercemos, nos proporciona una satisfacción enorme, aun cuando todos los días nos enfrentamos a grandes retos y jornadas extenuantes. Sin embargo, hacemos lo que hacemos porque sabemos que nuestra labor está alineada con el propósito de vida que anhelamos.

Dentro de nuestra labor en la medicina, seguramente ya hemos identificado cuáles áreas despiertan más curiosidad en nosotros, más satisfacción y más deseo de aprender. Partiendo de esta experiencia, podemos encontrar la información más valiosa acerca de cuál especialidad podríamos escoger, que nos permita experimentar felicidad y sensación de realización.

Además de sentir gusto y curiosidad por ciertas actividades de la medicina, también es importante tener en cuenta otros elementos para elegir la especialidad adecuada para nosotros. Por eso, te queremos contar acerca de un método japonés ampliamente difundido, que puede ayudarte a ver claramente cuál es el camino ideal para ti.

El método es llamado Ikigai, que en japonés este término puede traducirse como: “tener una razón por la que vivir”, permitiéndonos comprender que cada persona tiene una razón de ser y un motivo por el que luchar, y que, sin duda alguna, el Ikigai de muchos de nosotros puede encontrarse en la especialización que estamos a punto de escoger.

¿Sabes cómo puedes encontrar tu Ikigai?

Para reconocer la “razón de vivir”, es necesario hacer un ejercicio de reflexión profunda acerca de cuáles son las bases que nos sostienen, es decir, cuál es nuestra pasión, nuestra misión, nuestra profesión y nuestra vocación. Al descubrir el punto exacto en el que se unen estas bases, habremos descubierto nuestro ikigai, en otras palabras, descubriremos lo que hemos venido a hacer a este plano.

¿Cómo descubrir mi Ikigai?

Es un proceso absolutamente personal y requiere de tener disposición de hacer una reflexión de sí mismo profunda. Para encontrarlo puedes responder las siguientes preguntas.

¿Qué es lo que amas hacer?
¿Qué es lo que haces verdaderamente bien?
¿Qué de lo que sabes hacer, puedes obtener paga por hacerlo?
¿Qué puedes aportar para hacer del mundo un lugar mejor?

Después de haber respondido estas 4 preguntas, dibuja 4 círculos, asigna a cada círculo una de las preguntas anteriores y escribe allí las respuestas, este es un ejemplo de cómo puedes hacerlo:

En las intersecciones de los 4 círculos es cómo podrás encontrar aspectos que se repiten, descubriendo tu pasión, tu misión, tu profesión, y tu vocación. Ahora que has descubierto cuáles son tus 4 bases, es momento que analices cada una de las intersecciones Una vez que hayas analizado las intersecciones, te darás cuenta de que hay un punto en el que los 4 círculos se encuentran, es allí donde está tu Ikigai. Este punto es el que te ayudará a entender cuál es tu propósito, y tu razón de ser aquí en la tierra.

¡Es el momento de conocer los 5 pasos imprescindibles que te ayudarán a tomar la mejor decisión!

Ahora que conoces el método IKIGAI y cómo aplicarlo, queremos compartir contigo 5 pasos infalibles al momento de elegir la especialidad que sueñas, continúa leyendo y ponlos a prueba:

1 . Realiza una primera preselección: Lo primero que debemos de tener en cuenta para tomar una decisión es que las especialidades médicas se pueden subdividir en tres grupos grandes: clínicas, quirúrgicas y de apoyo.

· Clínicas: En estas especialidades realizaremos manejo médico de la mayoría de las condiciones clínicas de los pacientes, enfrentándonos a desafíos importantes y retos diagnósticos. En algunos casos podemos realizar procedimientos menores, pero no realizaremos intervenciones quirúrgicas. Dentro de este grupo tenemos especialidades como Medicina Interna, Pediatría, Neurología Clínica, Psiquiatría, entre otras.

· Quirúrgicas: Si decidimos especializarnos en este grupo, podremos realizar procedimientos quirúrgicos para el tratamiento de muchos de nuestros pacientes. Igualmente, realizaremos manejo médico en algunos casos. Los retos para estas especialidades son más en el ámbito de procedimientos o cirugías complejas. Aquí encontramos especialidades como Cirugía General, Neurocirugía, Ginecología y Obstetricia, Cirugía Plástica, Otorrinolaringología, entre otras.

· Especialidades de apoyo: En este grupo encontraremos aquellas especialidades que, por definición, en la mayor parte de los casos son transitorias en el proceso de atención de un paciente, ya que aportan en el diagnóstico y tratamiento, pero los médicos que deciden ejercer esta especialidad no llegan a ser casi en ningún momento tratantes de los pacientes. En este grupo de especialidades se encuentran Radiología e Imágenes Diagnósticas, Patología, Anestesiología, Urgencias, entre otras. Teniendo en cuenta esta información, podemos empezar a escoger si preferimos los retos clínicos o los desafíos quirúrgicos, o si, por el contrario, nos gustaría evitar tener que hacer seguimiento a los pacientes, pero participar dentro de su proceso de diagnóstico y tratamiento.

2 . Escoge el grupo poblacional con el que sientas mayor afinidad: La población general es inmensa y, dentro de esa inmensidad, existe una gran variedad de grupos poblacionales. Aquí tal vez el primer paso es definir si nos gustaría atender niños, adolescentes, adultos o adultos mayores.

Si nuestra pasión son los niños, podemos decir que la decisión está casi lista. Sin embargo, recuerda que el arte de la pediatría, más allá del diagnóstico y tratamiento del niño, está en el adecuado manejo de la información y la comunicación con los padres. Sí definitivamente los niños no son lo nuestro, se abre otro abanico de posibilidades en el mundo de los adolescentes y los adultos.

Lo mejor en este caso es definir si tenemos pasión por la gestación, la salud de la mujer y sus condiciones, o si este aspecto no es importante para nosotros. Luego de definir este paso, si aún no encontramos lo que nos gusta, podemos definirnos por adolescentes, adultos o ancianos. La lista se va cerrando poco a poco y si definitivamente no queremos tener que tratar con pacientes, ya sabemos que la Radiología y la Patología serán buenas opciones para nosotros.

3 . Analiza el estilo de vida: En este punto debemos aclarar que el estilo de vida difiere mucho de lo que llaman “calidad de vida”. La calidad de vida es subjetiva, depende de cada persona y no depende de los ingresos económicos, horarios de trabajo, tipos de contratación o instituciones en las cuales se labore.

Por otro lado, el estilo de vida está más ligado a un estatus que, sin ser una camisa de fuerza, está determinado por un factor común predominante entre los especialistas de una misma especialidad. Es decir, si nos gusta hacer turnos de doce horas, trabajar días, noches y fines de semana o si, por el contrario, queremos trabajar menos de ocho horas diarias al día, hacer consulta privada y descansar los fines de semana.

4 . Depura la lista de opciones: Una vez analizadas todas las alternativas y variables, empezaremos a descartar aquellas opciones que definitivamente no nos llaman la atención, mirando cada uno de los parámetros descritos en los tres puntos anteriores podremos hacer una lista de máximo dos opciones.

Si para este momento ya tenemos escogida nuestra opción ¡felicitaciones! Es momento de empezar el proceso de preparación enfocándonos en lograr este objetivo. Debemos encontrar una universidad que ofrezca este programa, analizar el programa académico y escoger la que más nos guste para orientar todos nuestros esfuerzos hacia este propósito. Si, por el contrario, quedamos entre dos opciones y aún no logramos decidirnos, el siguiente punto nos dará la respuesta definitiva.

5 . Deja que tu corazón escoja: Aunque suene un poco cursi, es el momento de meterle un poco de pasión a la decisión. Para poder llevar a cabo esto, debemos realizar el siguiente procedimiento: buscaremos una moneda de cualquier denominación y definiremos cuál lado es cara y cuál sello. Ahora vamos a decidir cuál especialidad escogeremos si cae cara y cuál si cae sello.

Una vez que establezcamos esto, vamos a lanzar la moneda al aire, ¡pero no miraremos para cuál lado cayó! Una vez lancemos la moneda, nuestra mente deseará automáticamente que la moneda caiga de un lado más que del otro y ¡voilá!, hemos encontrado nuestra mejor opción, esa que no solo escogimos de una forma consciente, sino que también está respaldada por nuestra mente inconsciente y nuestros deseos más profundos.

Ahora que ya tenemos todas las herramientas para elegir la especialidad de nuestros sueños, llegó la hora de estructurar nuestro objetivo para desarrollarlo paso a paso. Es momento de empezar a estudiar y prepararnos para lograr este sueño, enfocar todas nuestras energías en una meta claramente determinada, organizar nuestro cronograma de estudio, responder preguntas y programar nuestra mente para alcanzar resultados sorprendentes.

Es importante que busquemos apoyo en cursos que nos ofrezcan una preparación integral y abarquen todos estos aspectos. Recuerda que todo es posible en la medida en la que nuestra mente cree que es posible. De esta forma, podremos hacer del día que presentemos el examen de admisión, el mejor día de nuestras vidas.

Te deseamos muchos éxitos en el proceso y ya sabes que en Futuros Residentes cuentas con muchas herramientas para hacer de este proceso un camino agradable, llevadero y disfrutable, para luego celebrar por haber alcanzado el tan anhelado sueño de convertirte en especialista.